Boi

Boi (interpretado por Bernat Quintana) tira de nuestra empatía a medida que avanza a pasos agigantados y multitareas para tratar de mantener el control de sus responsabilidades. Tememos que no se libere de los problemas en los que se mete, pero lo apoyamos.

Cuando Boi se detiene a recuperar el aliento, lee una carta de un editor que rechaza su novela, “Sangre razonable”. Parece ser la última respuesta de un grupo de preguntas esperanzadoras que él envió, aunque los subtítulos en inglés son un poco confusos en este punto.

Peripecias de la película

Pero “sangre razonable” también es algo a lo que se refiere uno de sus clientes más tarde, y no sabe nada del libro. Lo que nos lleva a una serie de preguntas: ¿Dónde está Jorge M. Fontana, el escritor y director, que nos lleva a esta búsqueda del absurdo? ¿Está Boi viviendo lo que ha escrito, o la novela está escribiendo su vida?

Es difícil explicar por qué un recién nacido llorón, con cordón umbilical, aparece en el asiento trasero del coche de Boi. Y el milagroso Simón Albatros, que debe ser encontrado en 24 horas, según uno de los empresarios? ¿Vale la pena soportar el interminable solo de trompeta en el surrealista club de jazz que aparece en la búsqueda desesperada?.